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martes, 17 de septiembre de 2013

Entrevista a Yassin Al-Haj Saleh



Texto original: Al-Nahar 

Autora: Diana Skaini
Fecha: 15/09/2013



Desde un punto del interior de Siria, el escritor Yassin Al-Haj saleh sigue apoyando la revolución de los sirios contra el régimen de Bashar al-Asad. Desde la postura del teórico y el activista civil y periodístico, el perfil de Yassin al-Haj Saleh en Facebook es una ventana personal a través de la cual mira un gran número de seguidores que siguen, al ritmo de lo que publica, las etapas de la revolución.  Un paseo por su perfil muestra un gran número de fotos de víctimas y detenidos opositores, y en parte cuenta la historia de una revolución en la que dominaba el aspecto civil antes que esta entrara en el camino de la total militarización. En el mismo lugar, el intelectual muestra imágenes de cuerpos de víctimas infantiles en hileras. Para él, el mundo ha de ver esta muerte y estas atrocidades para darse cuenta de la realidad. En cuanto a sus opiniones críticas, que se extienden a la oposición, nunca llegan a rozar el convencimiento de la necesidad de completar la revolución hasta el final.

En una etapa clave en la lucha, representada por el reciente acuerdo ruso-estadounidense, Al-Nahar preguntó a Al-Haj Saleh su opinión sobre la evolución de la postura estadounidense desde la masacre de Al-Ghoutta oriental y occidental hasta llegar al pacto actual, y consideró que “los estadounidenses necesitaban el salvoconducto ruso para no hacer lo que no querían hacer”, acusando a la política “dubitativa y corta de vista” de Washington de crear un ambiente propicio para los yihadistas y preguntándose “si realmente los estadounidenses están molestos con el aumento de yihadistas”.

Por eso, Al-Haj Saleh habló del retroceso de la moral entre las filas de las brigadas que estaban apostando por el golpe, considerando que tal vez se recompensase dicha decepción con un aumento de las armas, lo que prolongaría la lucha sin decidirse a favor de ningún bando. También habló de la posibilidad de que se celebre Ginebra II y las razones del rechazo de la mayor parte de la opinión pública occidental a la intervención militar en Siria. A continuación el texto de la entrevista: 

¿Cómo valora la postura estadounidense empezando por la reacción al ataque contra Al-Ghoutta oriental y occidental hasta el aferramiento a la iniciativa rusa? 

Ya sabes que los estadounidenses “se mataron” para no intervenir en la cuestión siria. No tienen interés directo y desde que comenzaron a aparecer los yihadistas, su política tomo más bien el rumbo hacia evitar la caída del régimen, y presionar a las partes regionales que ayudan a los revolucionarios que luchan por derrocarlo con el objetivo de que redujeran su apoyo, aunque mantuvieran al régimen bajo presión.

En vez de conspirar para intervenir en Siria y aferrarse a las causas de intervención, como hicieron en Iraq hace una década, no intervinieron y “conspiraron” para poner fin a la intervención de otros, ordenando a estos otros que no intervinieran. Creo que la base de la política de los estadounidenses desde hace un año al menos es impedir que caiga el régimen. Esos imperialistas esta vez solo han conspirado contra los revolucionarios sirios, y no contra el régimen. Quien se ha comportado como un imperialista de libro, inventando pretextos para intervenir –desde la protección de los santuarios a la intervención de otros- es Irán y su conocido brazo libanés.

El resultado de la política estadounidense es el prolongamiento de la lucha y una amplia destrucción de la sociedad, la civilización y las almas, lo que conforma un ambiente más propicio aún para la expansión de los yihadistas. No conozco una política más contradictoria ni corta de miras, si no quiero pensar mal: ¿de verdad están tan molestos los estadounidenses por el ascenso de los islamistas? No veo ningún indicio de ello.

El uso de armas químicas no es lo que empujó a EEUU a cambiar su política en las últimas tres semanas, porque saben bien que las armas químicas se han usado antes en varias ocasiones. Esta vez, no obstante, se utilizaron con crueldad, como verdaderas armas de destrucción masiva, y no como armas tácticas, lo que supone un revés para los EEUU y pone en duda la credibilidad de sus “líneas rojas”. Si siguen ignorando la realidad, ello afectará a su dominio sobre sus aliados más que a su capacidad disuasoria frente a sus enemigos  e incita a algunas partes a ampliar los márgenes de su juego personal. Pero este cambio se ha dado de mala gana y a regañadientes: la predisposición del régimen a deshacerse de las armas químicas según la iniciativa rusa que puede que Kerry insinuara para evitarse la vergüenza y alcanzar el objetivo y proteger la imagen de Obama como creador de paz. Me parece que la intervención de EEUU contra Bashar al-Asad solo por haber matado a sirios con armas prohibidas internacionalmente no es típico de la política estadounidense, pues es más justo y ético de lo que suelen hacer normalmente. Por eso, necesitaba un salvoconducto adecuado para no hacer lo que no querían hacer desde el principio. La iniciativa rusa es un salvoconducto adecuado. 

Con el descarte del golpe estadounidense y la conformidad del régimen con el plan ruso, ¿Cuáles serían los equilibrios de fuerzas militares y políticas en la lucha siria? ¿Estamos cerca de una Ginebra II? 

Creo que descartar el golpe en sí mismo no provoca ningún cambio importante en los equilibrios de fuerzas, pero es un elemento en un contexto de efecto contradictorio sobre la situación en Siria por una parte. La caída de un arma importante de la mano del régimen ha reducido la efectividad disuasoria asegurada en las zonas de Al-Ghoutta en los últimos meses. Eso es bueno para los revolucionarios, pero el descarte, por otra parte, envía un mensaje al régimen de que puede seguir matando a sus gobernados con otros medios.

Además hay un desplome en la moral de las formaciones combatientes que se habían encomendado al golpe estadounidense, cansadas de antemano. Pero también puede que el descarte del golpe se traduzca en un apoyo militar más fuerte por parte de EEUU y otros a la resistencia armada, algunas formaciones, y una menor presión sobre las fuerzas regionales para que dejen de armarlas. Hay ya datos en esa dirección, pero no estoy seguro de cuánto durará esta compensación. Creo que si finalmente se arma, será una oleada ocasional, y que se enmarcará en la idea de hacer más presión al régimen, no en el marco de su derrocamiento. ¿Nos hemos acercado, entonces, a Ginebra II? Lo dudo si nos referimos a algo más que hacer fotos y a regalar un proceso de relaciones públicas a los rusos, que se prolongue sin fin. La política del régimen es la guerra, no tiene otra: sin guerra se muere. 

Las pasadas semanas “intensamente sirias” han puesto de manifiesto el rechazo de la mayor parte de la opinión pública occidental a una intervención militar en Siria. ¿Cuál es la razón, y qué papel tienen la oposición y la expansión del yihadismo en esto? 

Creo que es resultado de un conjunto de situaciones a varios niveles. Por una parte, el amargo cerco de las aventuras iraquí y afgana. El coste humano y material irreparable, la pérdida estratégica en el caso iraquí… Por otra parte, el ascenso de los yihadistas en Siria y la atracción que provocan en los medios de comunicación occidental, que ponen de relieve sus crímenes más de lo necesario y que pintan la lucha en Siria como una entre dos bandos malos: uno que ya conocemos y cuyo mal solo va contra otros que no somos nosotros.  

También está la poca capacidad esperada o peor de la esperada de la oposición siria en Occidente para explicar la cuestión siria, mientras que parece que el régimen es más ducho en la forma de dirigirse a la opinión pública occidental y provocar sus paranoias y miedos ante un cambio en Siria. Además, la prolongación y complicación de la lucha en Siria y la dificultad para comprender algunas partes de la misma también influye. La gente se aburre después de un tiempo, y prefieren evitar implicarse y que las cosas vuelvan a ser como eran. También, en mi opinión, hay un elemento cultural prolongado en el tiempo que se ejemplifica en la lucha sectaria contraria al islam en Occidente, y concretamente el islam suní, por ser el mayoritario y identificarse con la historia imperial del islam. Las luchas nihilistas y terroristas hoy hablan en su lengua. Todos estos factores hacen que el occidental exija un esfuerzo especial para comprender algo sobre Siria y la revolución siria que sobrepase las impresiones que circulan, y de un esfuerzo especial también para simpatizar con la revolución. No necesita nada, en cambio, para no comprender y no simpatizar. ¿Para qué hacer el esfuerzo?

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